Los cronistas utópicos sabemos que por definición la utopía no significa que sea algo imposible. Muchas veces es la falta de compromiso y perseverancia de quienes quisieran alcanzarla la que la hace ver como tal. Y, en el peor de los casos, está la mala fe de quienes se lanzan a construirla. En efecto, la connotación negativa que tiene la utopía hoy en día se le debe en gran parte a los políticos (y, en menor medida, a los académicos). Con su increíble agudeza, García Márquez desnudó el fenómeno al darle un reality check a un presidente colombiano: "Eso que dijiste fueron promesas de campaña, ahora estás en el poder y tienes que hacer lo que toca hacer, así sea lo contrario de lo que prometiste". Dale al pueblo lo que quiere oír y luego haces lo que te dé la gana.Este video de Mariano Rajoy no tiene pérdida, con todo el dolor y solidaridad con los españoles, las víctimas más recientes de las promesas de campaña. Cabe anotar que su airada protesta se debió al alza del IVA del 16% al 18%. Cómo se justificará a sí mismo el alza al 21% de su gobierno es un enigma: (Sigue leyendo »»)
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Historias de personas y personajes que hacen posible la utopía.
El nuevo Ecce Homo, una señal de nuestro tiempo
Ha estado muy divertida la historia de la restauración del Ecce Homo pintado en el siglo XIX en un muro de la iglesia de Borja, en Zaragoza, España. El resultado final es ahora mundialmente conocido:
El cura de la Iglesia ya se apresuró a decir que una comisión de restauradores expertos se encargará de tratar de rescatar la obra original. Sin embargo, al ver el estado en que se encontraba en la imagen de la mitad, en la que se ve que la pintura se ha caído porque el muro no estaba preparado para el cuadro, es muy difícil restaurar nada. De hecho, se necesita el trabajo de un artista… o una artista, como doña Cecilia Giménez. (Sigue leyendo »»)
The Man, 11. Utopías que matan
Llevo mucho posponiendo esta entrada pero por rigor con mi oficio de cronista utópico no puedo dilatarla más: se trata de un nuevo capítulo del libro Utopías que matan.
En el viaje al lugar de La Mancha hicimos una parada estratégica con D. en Madrid para entrevistarnos con el psiquiatra que estaba organizando un simposio de psiquiatría en Sevilla ese año. Nuestra tarea era averiguar, entre los psiquiatras participantes, si habían tenido contacto con pacientes que les permitieran hablar del síndrome de Don Quijote, de personas que hubiesen experimentado una profunda transformación en sus vidas luego de leer un libro (o ver una película también), de tal manera que su percepción de la realidad se alterase, y de pacientes que luego de pasar por este síndrome hubiesen logrado superarlo, como hace al final Alonso Quijano. El esfuerzo parece que no cayó en terreno árido, pues ya se presentó oficialmente el concepto en la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas. Para los cronistas utópicos, el Síndrome de don Quijote abarca también la persecución de utopías letales (aquellas que pueden llevar a la muerte propia o de otras personas).
Anders Behring Breivik es el caso más reciente reconocido de síndrome de don Quijote. Las fuentes de su utopía (una Noruega sin musulmanes ni multiculturalismo; su etnia pura y bien conservada) son múltiples, un amplio espectro que va de Wikipedia a Geert Wilders, el líder de la ultraderecha holandesa.
The Man, 10, o el nacimiento de la utopía
Qué título más potente. Me imagino a Nietzsche escribiendo el título de su primer libro El nacimiento de la tragedia y pienso que tiene que haberse levantado con mucha energía cada mañana a trabajar en él. Un libro magnífico además. El nacimiento de la utopía es, como cabría de esperarse en esta bitácora, un libro utópico. Tiene además la fuerza de inspirar fácilmente 500 páginas para apenas acariciar la superficie de tan magno evento. Porque la utopía estaba ya presente en el mismísimo Big-bang. ¿Algo más utópico que un universo en expansión a partir de una explosión? No es que esté convencido de la teoría del Big-bang, me parece que aún cumple con el papel pacificador de los dioses ante el temor constante de los seres humanos con la incertidumbre.
Una de las tareas de esta bitácora utópica es registrar las manifestaciones de la utopía, en especial, el pensamiento utópico. ¿Dónde surge? ¿qué lo inspira? ¿cuál es su motivación? etc. etc. etc. Hoy recordé a un prohombre utópico, a un profeta del caos cuyo lugar en la historia reciente colombiana no ha sido bien reconocido. Los lectores más perspicaces ya deben saber a quién me refiero. Empecemos con una poesía que le dedícó su viuda, porque así es, un prohombre que se respete merece al menos un poema de su viuda:
Te amo en la creación de Dios
Te amo en tu forma de ser
y aun en mi soledad.
13 de septiembre del 2010, cinco años después de tu partida, Amparo. (Sigue leyendo »»)
The storybook wolf
Los caminos de la utopía nos llevan esta vez tras la búsqueda de la foto perfecta de la naturaleza. Es la que premia el concurso Wildlife Photographer of the Year, cuyas exhibiciones siempre son un placer inmenso. Acudí a la cita anual en el Museon de La Haya para ver las 95 fotos escogidas de las 43.135 que fueron enviadas al concurso por fotoperiodistas de 94 países: lo mejor de lo mejor, mejor dicho. (Sigue leyendo »»)