Divido a la humanidad en tres grupos: seropositivos (que viven bien si se medican bien, y que procuran no propagar el virus), seronegativos (que deben protegerse, para no contagiarse), y seroignorantes, la mayoría, y los más peligrosos: ¡el virus del sida se alimenta de estos seroignorantes, y mata!
Carlos Cordero, activista contra la seroignorancia, en La Vanguardia.