Todavía sigo impactado por los ataques a TransMilenio en Bogotá. Mi deseo piensa –junto con el alcalde Petro– que hay una mano oscura detrás de esos ataques, porque me parece inconcebible que jóvenes estudiantes universitarios (y se necesita cierto grado de inteligencia para ingresar a la universidad) piensen que la mejor forma de mejorar el sistema es destruyéndolo. Siento también nostalgia por la alcaldía de Mockus, evidentemente estos son jóvenes que aún no han aprendido a emprender acciones lúdicas para llamar la atención sobre un problema y buscar en conjunto una solución. (Sigue leyendo »»)